No es casual que El hombre sin sombra arranque con “El principio del final”: con esta canción se anuncia todo lo que vendrá, lo que será este disco, un tratado de amor y desamor, que es el reverso del amor, el lado que escuece, pero también el del anhelo y la esperanza. Y abre esta canción porque Mikel Erentxun sabe que hay que atrapar al oyente sin dilación, sin guardarse cartas, y qué mejor que hacerlo exponiendo todas las emociones de golpe en una composición sublime, pero sencilla, que habla con sinceridad del dolor que inflige la decepción, el desconsuelo. De paso, una tuba tiñe de tristeza algunos pasajes, mientras la voz de Maika Makovski se pega a la de Erentxun en una formidable interpretación puesta en pie con lo mínimo