Maribel, prostituta profesional, conoce a Marcelino, joven ingenuo y bastante apocado, quien, sin que Maribel conozca sus intenciones, la lleva a casa de su familia para que la conozcan y así puedan casarse. Allí Maribel se ve rodeada de unas ancianas llenas de una extraña bondad, doña Matilde y doña Paula, madre y tía respectivamente de Marcelino.
Maribel empieza a vivir su particular cuento de hadas, cuando sus compañeras de profesión irrumpen en su relación extrañadas por las verdaderas intenciones de esta peculiar familia.
INTERÉS DE LA PIEZA
El humor de Mihura, se ve fabulosamente representado en esta obra, arraigado fundamentalmente en los diálogos, llenos de dobles sentidos e ironías y en las situaciones de confusión en la que los personajes dudan sobre qué es realidad o no. Un humor que Mihura maneja con maestría de cirujano, sustentado en un ritmo vivo, lleno de situaciones de confusión y misterio, lo que no deja al espectador relajado en ningún momento.
Picardía, misterio, costumbrismo, una tibia melancolía y en especial la ternura abundan en este texto de Mihura, donde las sorpresas, los malentendidos o los equívocos directamente, se suceden rápidamente uno tras otro hasta dejar paso a un final sorprendente.
Además, Maribel y la extraña familia explora una temática tan actual como es el mundo de las apariencias y los prejuicios, la libertad femenina, el miedo de relacionarse con un desconocido... Una obra con un lenguaje directo que nos hace cuestionarnos el comportamiento que tenemos cada día con las personas que nos rodean. Una obra en la que Mihura ya apunta en su crítica social.