Elfestiviwonder presenta:

Elegir sesión
Elegir zona
Pagar

Elige sesión

30 Octubre 19:30 | Paraninfo ULL Desde 10

Evento

Jawsploitation

Elfestiviwonder presenta:

Duración: 240 minutos

El año 2025 marca el cincuenta aniversario de la película que inventó el concepto de blockbuster. Su título era Jaws (Mandíbulas), aunque en España se la conoció como 'Tiburón'.

 

El clásico cinematográfico de Spielberg pronto se convirtió en una máquina de imprimir dinero, y no tendría que pasar mucho tiempo hasta que todas las productoras cinematográficas del mundo descubriesen que la idea de una criatura marina acechando las costas de una pacífica localidad vacacional era un verdadero filón en proyectos de bajo presupuesto.

 

Italia fue uno de los países que mejor partido sacaron de estos terrores bajo las aguas, y por ello, El FestiviWonder, el colaboración con CutreCon, ha preparado una sesión especial de Halloween que promete unas dosis de Jawsploitation terroríficamente hilarantes.

 

SOBRE Los Vampiros del Mar: Piraña II


(1982, dirigida por un tal James Cameron que luego hizo Titanic... pero bueno, todos empezamos por algún lado)

Prepárate para sumergirte (literalmente) en una pesadilla submarina con alas. Sí, leíste bien: ¡alas! Porque si pensabas que las pirañas normales eran suficientemente malas, esta secuela dijo:
"¿Y si las hacemos VOLADORAS y con sed de sangre... AÉREA?"

La historia comienza en un resort tropical donde la gente solo quiere relajarse, bucear, y probablemente beber margaritas hasta perder la conciencia. Pero no, amigos, eso no va a pasar. En cambio, un experimento militar secreto (porque siempre hay uno) ha creado pirañas genéticamente modificadas que no solo nadan como campeonas… sino que también vuelan y atacan desde el cielo como si fueran gremlins con branquias.

Nuestra heroína es una instructora de buceo con un pasado turbio y un hijo adolescente que, por supuesto, se mete en problemas. Con la ayuda de un tipo misterioso que casualmente sabe mucho sobre armas biológicas (¿plot twist? ¿Conveniencia de guión?), intentarán detener la plaga de pirañas asesinas antes de que conviertan el resort en un buffet libre de humanos.

Y sí… todo esto pasa antes de que Cameron decidiera sumergirse con Leonardo DiCaprio y un iceberg.

Ideal para una noche de cine donde lo absurdo es parte del menú. No esperes lógica. No esperes efectos especiales decentes. Solo espera: alas, sangre, y mucha, pero MUCHA, vergüenza ajena cinematográfica.

 

SOBRE Jaws 5, también conocida como Cruel Jaws

 

"El tiburón que Spielberg no demandó… de puro milagro."

 

(Dirigida por el legendario Bruno Mattei, maestro del “¿para qué pagar derechos si puedo robar escenas?”)

Bienvenidos a Hampton Bay, un pueblito costero lleno de sol, bikinis, y gente con cero sentido común cuando se trata de no meterse al agua después de una masacre acuática.

Todo va bien hasta que un tiburón blanco mutante —sí, mutante, porque un tiburón normal ya era muy poco para 1995— comienza a devorar bañistas, windsurfistas, y en general a cualquier ser humano que flote. Pero no se preocupen: hay un héroe, con bigote, camisa abierta hasta el ombligo y actitud de “no tengo seguro médico, pero sí muchas ganas de pelear con un tiburón”.

Lo más impactante de esta película no es el tiburón (que parece comprado en una tienda de disfraces de Halloween), ni el guion (que probablemente fue escrito en una servilleta), sino que literalmente roba escenas de TiburónTiburón 2Tiburón 3Deep Blood y hasta El Último Tiburón. Es básicamente un Frankenstein marino hecho de retazos de otras películas… y con más zooms innecesarios que una videollamada de abuelos.

Y por supuesto, hay una conspiración militar. Porque siempre que hay un tiburón, también hay un tipo en traje diciendo cosas como “esto nunca debió salir del laboratorio” mientras explota algo al fondo.

 

Cruel Jaws es tan gloriosamente mala que da la vuelta y se convierte en arte. Es como si alguien hubiera visto Tiburón con fiebre y luego intentará recrearlo con una cámara de VHS y amigos que actúan como si estuvieran leyendo la letra chica de un contrato.